Alquiler de Casas Rurales

El Patrimonio Histórico Artístico en la Sierra de Segura

 volver

Info
Hornos vista aérea
Valoración de la ruta: 
Tipo de Ruta: 
En coche
Descripción
Galería
Segura de la sierra
Castillo en Hornos
Castillo Sierra de Segura
Iglesias Beas de Segura

  La historia y la cultura han sido durante siglos grandes protagonistas en estas tierras. Por aquí han pasado fenicios, griegos, romanos, cartagineses y árabes, que han dejado huellas evidentes de sus civilizaciones. En la comarca se han desarrollado batallas, creado héroes y escrito numerosas páginas con sus hazañas. Pensadores, escritores y poetas, como Jorge Manrique, Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz o Francisco de Quevedo, han conocido estos parajes y se han inspirado en sus montes y paisajes para ensalzarlos.

Segura de la Sierra, nuestra primera parada, está situada sobre una montaña a 1240 metros de altitud. Su imponente silueta se divisa desde los más variados puntos, y el castillo mudéjar es el eterno vigía de la villa. En sus calles, que guardan la misma fisonomía de tiempos pasados, se esconden abundantes tesoros que pueden descubrir durante el recorrido. La iglesia de Nuestra Señora del Collado, reconstruida sobre ruinas románicas, la fuente imperial de Carlos V, la casa consistorial, de bella portada plateresca y los baños árabes, únicos en la provincia junto a los de Jaén, le han hecho merecedora de ser declarada Conjunto Histórico Artístico y Paraje Pintoresco. Situada en el monte que los griegos llamaban Orospeda, el nacimiento de la villa se pierde en tiempos fenicios bajo el nombre de Tavara. Las posteriores colonizaciones de griegos, romanos y cartagineses dejaron también su impronta en estas tierras, pero su máximo esplendor llegó con los musulmanes, que la consideraban como un peldaño hacia nube.

Reconquistada ya por los cristianos fue donada por Alfonso VIII a la Orden de Santiago, convirtiéndose en centro de un amplio señorío desde la mitad del siglo XIII. Los nobles e hidalgos hicieron patria chica de Segura y allí aún se conserva la casa donde vivió Jorge Manrique y su padre, comendador de la villa. Posteriormente, la carretera nos traslada a otro Conjunto Histórico Artístico, Hornos de Segura, pero antes de llegar hay que admirar la aldea de la Capellanía.

Hornos está situado sobre un gran peñasco sobre el que emergen las torres del castillo y de la iglesia. Por sus callejuelas se llega a la plaza de la iglesia, de construcción sencilla y gran belleza, donde destaca la portada del plateresco provincial. También en la plaza hay que asomarse a un espectacular mirador cuya entrada está en el mismo ayuntamiento, desde él se divisa una de las colas del pantano del Tranco y el valle. Las callejuelas, con casas encaladas y macetas, nos conducen a la almena, desde donde se pueden ver bonitos paisajes de la otra vertiente, y a la entrada natural del pueblo en la época medieval. Finalmente, asentado en el crespón rocoso más elevado, el castillo, que se compone de una torre del homenaje, el patio de armas y tres torres más pequeñas, aporta un carácter medieval a la villa. Una vez dejado Hornos nos dirigimos hacia Cortijos Nuevos, donde sobresale una carretera de montaña con dirección a Beas de Segura, que también discurre pasando por las aldeas de Cañada Catena y las Cuevas de Ambrosio. 

Ya desde la antigüedad Beas de Segura fue cruce de caminos, así el nombre de "Veha" (camino o vía) viene de ser la intersección de tres de las vías romanas que se dirigían a la Sierra, a Levante y al Condado. De esa época que da el testimonio del Puente Mocho, realizado en mampostería de piedra caliza, que perteneció a la nueva vía Augusta. También se han hallado restos del Paleolítico, Neolítico, Bronce e Ibérico.

El periodo islámico fue esplendoroso y en la época de los reinos de taifas era el centro más importante de Al-Buxarra y Elvira. Se incorporó a la corona de Castilla en el siglo XIII, al ser conquistada por las tropas de Fernando III. En Beas de Segura se encuentra la primera fundación de Santa Teresa de Jesús en Andalucía en 1575, el Convento de las Carmelitas Descalzas de San José del Salvador. Al llegar a la localidad, la Santa no pudo menos que exclamar: "dijéronme grandes bienes de la tierra, y con razón, que es muy deleitosa y de buen temple". Tres años después llega San Juan de la Cruz, dándole a la villa una proyección y universalidad que traspasa fronteras. Aquí trazó las grandes síntesis de su pensamiento: redactó Las Cautelas, compuso el modelo de Monte de Perfección y escribió Los Dichos de Luz y Amor y algunas estrofas del Cántico Espiritual.

La villa de Beas fue, además, cuna de una hidalguía pródiga en personas de letras, militares o religiosos como el gramático Diego Tornel, el teólogo Millán García, el arzobispo Fray Antonio, el obispo de Cuzco Hernán Bueso, el conquistador Diego de Mexía, que acompañó a Pizarro a Perú, el navegante Juan Garcés, que asistió al descubrimiento de América con Colón, y lugar de paso entre otros de Francisco de Quevedo, el cual pasó temporadas en la casa de don Sancho de Sandoval, al que dedicó un epistolario.